HP y Ejercicio
La Hipertensión Pulmonar (HTP) se define como la presencia de una presión media en la arteria pulmonar en reposo mayor o igual a 20 mmHg, medida durante un cateterismo cardíaco, asociada a resistencias pulmonares aumentadas. Un paciente con Hipertensión Pulmonar en reposo ya tiene la presión pulmonar elevada y, con el esfuerzo, ésta aumenta aún más, generando progresiva intolerancia al ejercicio.
El diagnóstico de Hipertensión Pulmonar suele demorarse de 1 a 2 años desde el inicio de los síntomas debido a que los mismos son inespecíficos. El síntoma más frecuente es la falta de aire (disnea) la cual se produce inicialmente solo durante el esfuerzo. También se describen, en menor número fatiga, debilidad, dolor de pecho y desmayos. Los síntomas en reposo ocurren solo en casos de enfermedad avanzada.
El deterioro en la capacidad de ejercicio conlleva a una autolimitación de las actividades cotidianas y esto influye negativamente en la calidad de vida de los pacientes, favoreciendo trastornos de ansiedad y de depresión. En consecuencia, los pacientes con HTP necesitan, además de los medicamentos específicos para su enfermedad, otras opciones que incrementen sus habilidades físicas, como así también mejorar sus síntomas y por ende su calidad de vida.
Los pacientes con HTP se pueden beneficiar con un plan de entrenamiento supervisado por profesionales a través de un Programa de Rehabilitación Cardiopulmonar (PRC). Los PRC se basan en los siguientes cuatro pilares: entrenamiento físico supervisado, un programa educativo dedicado al control de factores de riesgo cardiovasculares, asesoramiento nutricional y atención psicosocial.
Previo al inicio del programa, se realiza una consulta médica para estratificar el riesgo del paciente. El riesgo dependerá de la presencia y severidad de los síntomas, de la capacidad de ejercicio, de datos de laboratorio y de estudios realizados (ecocardiograma, cateterismo derecho, etc.). Es fundamental conocer el estado físico previo del paciente para planear un entrenamiento personalizado. Éste se puede determinar a través de estudios, como el test de marcha de 6 minutos, donde se mide la distancia caminada en ese tiempo y se compara con el valor teórico para la misma edad, durante el mismo, se mide también la saturación de oxígeno para evaluar la presencia de hipoxemia (caída del oxígeno) durante el esfuerzo. Otros estudios son la ergometría convencional o el test de ejercicio cardiopulmonar con medición del consumo de oxígeno, el cual es el método más preciso para objetivar la capacidad física.
La evidencia de los beneficios de los PRC en pacientes con HTP se observó en varios estudios realizados. Los mismos fueron supervisados por profesionales de la salud y tuvieron una duración de al menos 12 semanas de rehabilitación. Los beneficios incluyeron aumento de la distancia recorrida y disminución de la intensidad de los síntomas en el test de 6 minutos, como así también una mejoría en el consumo de oxígeno (por ende, de la tolerancia al ejercicio y las actividades de la vida cotidiana). Uno de los datos más importantes, es que la mejoría es independiente del nivel de afección que tenga el paciente al inicio del programa y de la causa que lo haya llevado a desarrollar la Hipertensión Pulmonar.
El uso de oxígeno suplementario no es un limitante a la hora de realizar el entrenamiento físico, aunque en esos casos, se realizan con la administración de oxígeno y un control más estricto de la oximetría de pulso.
Entrenamiento de fuerza:
Se trabajan los grandes grupos musculares, utilizando diferentes elementos
Entrenamiento respiratorio:
Se entrena la musculatura inspiratoria con un incremento progresivo de la intensidad de trabajo
La frecuencia dependerá de las posibilidades de cada paciente y de la Institución, se aconseja asistir 2 a 3 veces por semana durante 12 semanas y luego continuar con actividades en domicilio.Si bien la evidencia de los beneficios y la seguridad del entrenamiento es a través de un programa de rehabilitación institucional, para aquellos pacientes que por diferentes motivos no pueden acceder al mismo, se sugieren las siguientes recomendaciones:
- Muévase cada día un poco más. Ya sea caminando, en bicicleta, paseando a su mascota, etc.
- Si presenta síntomas durante la actividad, deténgase para que disminuya la falta de aire y luego continúe. Frene tantas veces como sea necesario.
- De a poco vaya aumentando el tiempo de la actividad.
- Si utiliza oxígeno domiciliario, regule la cantidad indicada para cada actividad según prescripción médica.
- Puede sumar algunos ejercicios de fortalecimiento muscular para complementar el entrenamiento aeróbico, como por ejemplo, pararse y sentarse desde una silla, pararse en puntas de pie, levantar los brazos desde los hombros hacia el techo con peso (pesas de gimnasio, botellas, paquetes de arroz, etc), subir y bajar un escalón. Una forma de comenzar es realizando 3 series de 8 repeticiones por cada ejercicio.
En resumen, el tratamiento farmacológico para la Hipertensión Pulmonar ha mejorado francamente el pronóstico de los pacientes con esta enfermedad. Sin embargo, los mismos continúan experimentando síntomas significativos al esfuerzo acompañado de una reducida capacidad funcional y disminución de la calidad de vida.
La evidencia demuestra que el entrenamiento físico mejora la calidad de vida de los pacientes con HTP, mejora la capacidad funcional y la tolerancia al esfuerzo como así también influye sobre aspectos psicológicos como la depresión y ansiedad.
El material contenido en este sitio web fue elaborado a partir de la información más reciente obtenida a la fecha de su publicación. Tiene por objetivo contribuir a la concientización y al conocimiento por parte de la comunidad sobre la Hipertensión Pulmonar. De ninguna manera sustituye la consulta ni la opinión del médico tratante.
¡Muchas gracias por visitarnos!