En qué consiste
FUNCIONAMIENTO NORMAL
Es importante obtener un conocimiento básico sobre cómo funciona el corazón y los pulmones para proporcionarle al resto de los órganos sangre oxigenada. Comencemos entonces revisando algunas nociones básicas referentes a dos sistemas que están íntimamente vinculados en su funcionamiento. Esos sistemas son: el circulatorio y el respiratorio. El aparato circulatorio está integrado por:
1) Las arterias
2) Los capilares
3) Las venas
4) El corazón
Las arterias, venas y capilares constituyen un sistema de conductos distribuido por todo el cuerpo que llevan la sangre desde el corazón hasta los tejidos y luego lo devuelven al corazón.
LAS ARTERIAS
Son conductos cilíndricos, de pared elástica que salen del corazón en dos gruesos troncos: el de la arteria pulmonar y el de la aorta. Transportan sangre oxigenada desde el corazón a los tejidos excepto el caso de la arteria pulmonar que actúa como una vena, pues conduce sangre desoxigenada, pero con la estructura de una arteria, sumamente resistente y elástica a fin de fomentar el flujo sanguíneo y mantener la presión que sobre ellas ejerce el corazón. Lo cierto es que las arterias se dividen en pequeñas arterias, las cuales a su vez se dividen en arteriolas. Cuando las arteriolas ingresan a los tejidos se ramifican en vasos microscópicos, conocidos como capilares.
LOS CAPILARES
Son conductos sanguíneos delgadísimos a través de cuyas paredes produce un intercambio de sustancias entre los tejidos y la sangre. Los capilares son los intermediarios entre las ramas sumamente finas en que terminan las arterias, arteriolas, y las ramas finísimas en que se inician las venas y que se llaman venillas o vénulas.
Las vénulas a su vez se unen para formar vasos de mayor calibre llamadas venas, que son las responsables de conducir de nuevo la sangre hacia el corazón.
LAS VENAS
Son vasos que tienen un color azulado porque la sangre que fluye a través de ellas ha perdido su color arterial rojo brillante al suministrar oxígeno a los tejidos.
Este color azulado es visible a través de la piel porque sus paredes son delgadas, con poco soporte muscular, al ser conductores relativamente pasivos del flujo sanguíneo.
Así como antes la excepción era la arteria pulmonar, ahora lo es con las venas pulmonares dos derechas y dos izquierdas, que van desde los pulmones a la aurícula izquierda. Nacen en los capilares, en que terminan las ramificaciones de la arteria pulmonar, dentro de cada pulmón. Son venas por su estructura, pero fisiológicamente actúan como arterias pues conducen sangre oxigenada.
El corazón actúa como un órgano propulsor de la circulación por este sistema de vasos.
EL CORAZÓN
El corazón es un órgano muscular hueco, situado entre los pulmones.
Está envuelto por una membrana, el pericardio. Sus paredes están formadas por músculo cardiaco o miocardio, que hace que el corazón realice movimientos coordinados de contracción (sístole) y relajación (diástole), impulsando la sangre hacia las arterias.
El corazón está dividido por un tabique en dos partes totalmente independientes. Cada parte tiene dos cavidades: una aurícula y un ventrículo. Las aurículas son cavidades de paredes delgadas que cuentan con vías de entrada que son las venas, a diferencia de los ventrículos que son de paredes gruesas y donde las arterias constituyen vías de salida.
Entre la aurícula y ventrículo derechos existe la válvula tricúspide, y entre la aurícula y ventrículo izquierdo la válvula mitral. Estas válvulas son las que permiten el paso de la sangre e impiden su movimiento en sentido contrario.
En su recorrido por el cuerpo, la sangre sigue un circuito doble:
La sangre se desplaza por todo el cuerpo a través de dos circuitos conectados en serie: circuito pulmonar y el sistémico. En el primero la circulación que parte del lado derecho del corazón asegura la oxigenación de la sangre en los pulmones. Se llama Circulación Pulmonar o Circulación Menor. Es un circuito corto donde intervienen corazón y pulmones. La sangre que va a los pulmones por la arteria pulmonar regresa al corazón por las venas pulmonares. Con tres palabras se sintetiza este circuito:
Corazón-pulmones-corazón. En la primera mitad de este circuito, circula sangre desoxigenada y, en la segunda mitad, sangre oxigenada. La circulación pulmonar, en condiciones normales es un circuito de baja presión cosa que no sucede en la Hipertensión Pulmonar.
El segundo está destinado a la distribución de la sangre por todo el organismo. Se llama Circulación sistémica o Circulación Mayor. La sangre que va al cuerpo y al propio corazón, por la aorta y sus ramas, retorna por las venas cavas y las venas coronarias. También este circuito puede sintetizarse en tres palabras:
Corazón-cuerpo-corazón. En la primera mitad de este circuito circula sangre oxigenada y, en la segunda mitad, sangre desoxigenada. Merece su análisis el primer circuito que es el que realmente interesa en este caso:
El corazón está formado por dos bombas que trabajan al unísono impulsando la sangre a todo el cuerpo. Las aurículas son cámaras de recepción, que envían la sangre que reciben hacia los ventrículos, que funcionan como cámaras de expulsión.
El corazón impulsa la sangre mediante los movimientos de sístole (auricular y ventricular) y diástole (auricular y ventricular).
Se denomina sístole a la contracción del corazón (ya sea de una aurícula o de un ventrículo) para expulsar la sangre hacia los tejidos.
Se denomina diástole a la relajación del corazón para recibir la sangre procedente de los tejidos. Un ciclo cardíaco está formado por una fase de relajación y llenado ventricular (diástole) seguida de una fase contracción y vaciado ventricular (sístole).
Veámoslo con más detalle:
1) El corazón derecho recibe sangre poco oxigenada desde la vena cava inferior (VCI), que transporta la sangre procedente del tórax, el abdomen y las extremidades inferiores y de la vena cava superior (VCS), que recibe la sangre de las extremidades superiores y la cabeza.
2) La vena cava inferior y la vena cava superior vierten la sangre poco oxigenada en la aurícula derecha.
3) Ésta la traspasa al ventrículo derecho a través de la válvula tricúspide.
4) Desde aquí se impulsa a través de la arteria pulmonar.
5) Las arterias pulmonares (derecha e izquierda) conducen el flujo hacia ambos pulmones desde donde se reparte en ramas cada vez más pequeñas de dicha arteria, llega a los capilares pulmonares, en contacto directo con los alvéolos, donde se intercambian los gases. En ellos deja el dióxido de carbono y recoge el oxígeno.
6) La sangre regresa al corazón por el lado izquierdo. Tiene color rojo porque sale oxigenada después de pasar por los pulmones. A partir de aquí se inicia el circuito mayor o largo que recorre todo el cuerpo.
7) Así la sangre oxigenada vuelve al corazón izquierdo a través de las venas pulmonares, entrando en la aurícula izquierda.
8) De aquí pasa al ventrículo izquierdo, separado de la aurícula izquierda por la válvula mitral.
9) Desde el ventrículo izquierdo, la sangre es propulsada hacia la arteria aorta.
10) Desde allí es conducida para proporcionar oxígeno a todos los tejidos del organismo.
Una vez que los diferentes órganos han captado el oxígeno de la sangre arterial, la sangre pobre en oxígeno (presentando un color azulado por las sustancias de desecho del cuerpo que ha recogido) entra en el sistema venoso y retorna al corazón derecho reiniciándose el proceso recién descripto.
LOS PULMONES
Simultáneamente a todo el proceso descripto, ¿Qué sucede en los pulmones? Merece ahora su análisis el sistema respiratorio.
Mediante el movimiento de fuelle del tórax, los pulmones aspiran el aire del ambiente atmosférico para extraer el oxígeno (O2) y expulsan el aire del interior de los pulmones para eliminar el dióxido de carbono o anhídrido carbónico (CO2). El aire inspirado ingresa por las fosas nasales, pasa por la laringe y la tráquea desde donde se distribuye a través de los bronquios a los pulmones.
La tráquea, que lleva el oxígeno procedente de la boca y las fosas nasales, a la altura de los pulmones se divide en dos conductos o tubos, son los bronquios.
Los bronquios, ya en el interior de los pulmones, son las “tuberías” por donde circula el aire y se ramifican en múltiples conductos, llamados bronquiolos.
Los bronquiolos poseen unas terminaciones con forma de racimo de uvas, minúsculas, que se denominan alvéolos donde se realiza el intercambio gaseoso cuando se llenan del aire inhalado.
Estos son unas pequeñas cavidades que están en contacto con los vasos sanguíneos que irrigan los pulmones.Existen otras estructuras que son las venas y las arterias que se encargan de transportar la sangre desde los pulmones al organismo y desde éste a los pulmones. La sangre desoxigenada que circula por los capilares llega hasta los alvéolos, toma allí el oxígeno y deja el dióxido de carbono en los pulmones para ser expulsado. Una vez logrado este proceso la sangre ya oxigenada retorna por las venas pulmonares al lado izquierdo del corazón y de allí se distribuye por todo el cuerpo. Este proceso es denominado intercambio gaseoso.
FUNCIONAMIENTO ANORMAL
La arteria pulmonar es sumamente resistente para mantener la presión que sobre ella ejerce el corazón al bombear sangre al sistema circulatorio del organismo y elástica porque de ese modo se estira cuando llega el flujo sanguíneo volviendo luego a su estado inicial.
Su pared está formada por tres capas:
- a) Capa interna o endotelio (un tipo de tejido epitelial), forma el revestimiento de los vasos. Interviene en la producción de sustancias vasoactivas como el óxido nítrico (NO), la endotelina (ET-1) y la prostaciclina (PGI2), cuyas alteraciones cobran gran relevancia en relación a la regulación del tono vascular.
- b) Capa media que contiene músculo liso y tejidos elásticos.
- c) Capa externa o adventicia es elástica y está formada por colágeno y otros tejidos de sostén.
La Hipertensión Arterial Pulmonar (HAP) es la consecuencia de una alteración de las células de la pared vascular de las arterias pulmonares. Más específicamente en las células endoteliales (la primera capa en contacto con la sangre), en las células musculares, que se encuentran en la capa intermedia e incluso en las capas más periféricas de la pared de la arteria
Esta alteración tiene que ver con un desequilibrio entre las sustancias vasodilatadores (que abren los vasos sanguíneos) y las sustancias vasoconstrictoras (que los contraen) pero a favor de la vasoconstricción. Lo cierto es que estas sustancias irritan las células endoteliales que se defenderían de la agresión provocando la aparición de fibrosis (tejido cicatrizal que se deposita en la pared de la arteria.). Esta proliferación celular (crecimiento anormal de las células) genera una disminución del diámetro de la arteria, un estrechamiento de la luz. Esta fibrosis de los vasos sanguíneos los vuelve más duros y menos flexibles pudiendo llegar a quedar bloqueados.
Esta enfermedad comienza cuando los pequeños vasos o arteriolas que llevan sangre hacia los pulmones se estrechan dificultándose el flujo sanguíneo para que llegue a realizar el intercambio gaseoso. Ante esta situación el corazón bombea con mayor fuerza a fin de vencer esa resistencia. Por eso la presión pulmonar se eleva. Con el tiempo al persistir esta situación el lado derecho del corazón se dilata. El estrechamiento de la arteria ocasiona severa dificultad para la sangre en llegar a los pulmones.
En otras palabras, este estrechamiento imposibilita que llegue el suficiente flujo de sangre a nuestro pulmón para lograr un intercambio de gases adecuados y una buena oxigenación para el cuerpo.
El lado derecho del corazón tiene que trabajar más fuerte en el intento de superar esa resistencia con el consecuente aumento de la presión con la que se lleva la sangre al pulmón por medio de la arteria pulmonar (que sufre una progresiva destrucción volviendo su diámetro menor, sus paredes más gruesas y rígidas) impidiendo su buen funcionamiento.
Cuando la presión de las arterias pulmonares es demasiado alta, se habla de HIPERTENSIÓN ARTERIAL PULMONAR. Este trastorno no solo afecta el proceso de circulación pulmonar, sino también determina un incremento en el tamaño del corazón. Este se agranda y pierde su flexibilidad. Habrá un empobrecimiento en la cantidad de oxígeno distribuido por el organismo. La respiración se hace cada vez más difícil. Resulta fundamental el diagnóstico precoz y el acceso inmediato a los tratamientos para la HAP que se encuentran disponibles caso contrario el corazón se debilitará hasta que empiece a fallar lo que puede ocasionar la muerte.
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